Blog del comic del Gusano y el Pollito creación de martín arregui

jueves, mayo 11, 2006



Jueves 11 de mayo del 2006 diario La Nación

Bromas en las calles por la reelección

El Presidente y la primera dama caminaron por Viena; hablaron poco de política

VIENA.- La iglesia de San Esteban conmueve por su estilo gótico puro, las agujas de sus torres parecen tocar el cielo. Su reconstrucción minuciosa luego de los bombardeos en la guerra alcanzan el grado de perfección que provoca un estado hipnótico a quien pasa frente a ella. El presidente Néstor Kirchner, recién llegado a esta ciudad y con la mirada fija en la torre mayor del templo, soltó, como una reflexión en voz alta: "¿Sabés qué me gustaría? Ser jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires ". El guiño tuvo una respuesta rápida y más bien satírica: entonces inflan a Telerman como candidato a presidente, Cristina a la provincia y usted va a la Ciudad Kirchner se metió las manos en los bolsillos, alzó las cejas, sonrió y volvió a ponerse en marcha. Jugarse a una reelección es un tema que el Presidente analiza sin dramatismos por estas horas. No es nuevo, pero cada vez se acerca la fecha de la decisión y algo parece darle vueltas por la cabeza. Tanto que no duda en consultar a sus amigos de siempre, en los que confía, como a funcionarios muy cercanos e, incluso, a otros a los que sorprende con el tenor de la consulta. Indaga, inquieto, también en esa decisión interior que tiene raíz política pero que se mezcla con la cuestión personal. No tardó cinco minutos en jugar con un cartel que decía "K + K", en una construcción frente a la plaza que lleva a la casa donde vivió Mozart. "Si me saco una foto acá van a decir que vine a Austria a anunciar una fórmula con Cristina", dijo, y se deleitó con su gracia, que celebraron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y el jefe de Diputados, Alberto Balestrini, que lo acompañaron en una caminata. Su esposa, la senadora Cristina Fernández, marchaba varios pasos más adelante, con la guía que el gobierno local dispuso para la comitiva argentina. Tres hombres de seguridad austríacos con auriculares celaban los movimientos del Presidente, que se mostró despreocupado y de buen talante. Los cancerberos se miraron entre sí cuando se detuvo en la Stock im Eisen Platz a mirar los trucos que un mago, su asistente y dos cotorras usaban para encantar a un público también despreocupado. Kirchner era uno más en el semicírculo que la gente formó alrededor del ilusionista. Distribución de la riqueza En la calle Graben, una peatonal lujosa donde tienen sus locales las tiendas más famosas del mundo, donde se aprecia el bienestar económico de Europa y donde la conservación de los frentes de los edificios encandila por su perfección, Kirchner habló de la necesidad de distribuir bien la riqueza. "Subimos ocho puntos en la distribución de la riqueza desde 2003 [la fecha en que asumió la Presidencia]. La clave es ésa, el consumo produce bienestar y la Argentina está en condiciones de dar ese paso ", se esperanzó. Un negro que venía de frente con otro hombre de barba de varios días casi se interpuso en el camino del Presidente. Todos frenaron. "Grazie, presidente Kirchner por lo que está haciendo en la Argentina. Por las Madres y por los derechos humanos Grazie", largó y estiró la mano para felicitarlo. Los hombres eran italianos y pidieron sacarse una foto. Apenas se despidieron con su trofeo, Kirchner bromeó: "Se ve que éstos no son bonistas ". En la casa de Mozart llegó el momento de la decepción. La primera fue que nada de lo que había allí había pertenecido en realidad al genio. Todas eran réplicas. Y el músico había habitado esa casa sólo tres años. Fue motivo de bromas. La otra gran frustración le cupo a Cristina Fernández. Un grabado con el rostro de Giovanni Casanova, paradigma del eterno seductor, uno de los que inspiró a Mozart para su ópera Don Juan, se exhibía en uno de los salones. La guía lo marcó y la senadora se puso a un palmo. Observó unos segundos, volvió la cara su marido, el Presidente, y, consternada, le dijo. "Era feo Don Juan... "